Gente tóxica

"Momento de oleaje, sube la marea, aparece una ola inmensa, sólo una... el resto son más pequeñas, como una mamá pato con sus hijitos siguiéndola en fila. Esta ola se lleva con ella, al fondo del océano, esas cosas que no piensas volver a ver. Esta misma ola te deja en la orilla botellas con mensaje en su interior."

Está mi vida en pleno tsunami desde hace un tiempo. La ola está empezando a descender, a llegar a la orilla. Todavía le falta desaparecer... 

Estoy tan harta a veces... Harta de esta gente que lleva vida triste y pretende que la de los demás sea igual. No me gusta hablar de ellos porque el tiempo que dedico en hacerlo, es tiempo de mi propia existencia que estoy perdiendo. No se merecen en realidad ni un segundo, ni una mirada, ni una sonrisa, ni un beso... Yo no sé qué te diera por un beso (sí, ya me he fijado que acabo colando a Bécquer como sea y eso que me quedo con Rubén Darío, que tiene más rollo, como a mí me gusta). No lo merecen pero lo haré, porque es mi forma de sacar de mi interior lo que se me queda ahí agarrado.

Estoy harta de esta gente que más que hablarte te maldice. Harta de su negatividad, de su vida de mierda. De su toxicidad. De sus supuestas lecciones de moral consejosvendoquepaminotengo. A veces me enfado porque justifico sus actitudes con lo típico de "pobres, deben de llevar una vida miserable...". Lo siento, o no, no lo siento, es así, lo has elegido, no haces nada por cambiarlo, no es mi problema. A veces me noto muy dura, muy fría, pero es así. Si no eres así te comen, se aprovechan, te manipulan, hacen contigo lo que quieren. Tú estás allí y yo estoy aquí y no pises mi jardín que ahora empezó a crecer césped. 

Aprovecho mi estado en el que me siento feliz, en el que me siento bastante plena, en el que por fin veo luz al final del túnel, y me dedico a observar más que nunca. Me tiro todo el día observando. Hablo mucho menos que hace años, madre mía, cuánto he cambiado... Ahora observo desde fuera, desde lo más cercano a la objetividad. Y a veces me aventuro a conocer qué es lo que mueve a esta gente a ser así. Cuáles son sus motivos. Y a veces parece que no me alejo de ellos pero la apariencia no es sincera como decían Héroes. Sólo tengo curiosidad. Esta gente se alimenta de buenos deseos y buenas situaciones. Cuantas más buenas noticias les doy, más toxicidad les entra. Qué existencia tan lamentable. Pronto cesarán mis observaciones e investigaciones... pronto comenzará un cambio más fuerte, lo sé, lo siento en el agua, lo siento en la tierra, lo huelo en el aire. 

Me gusta todo esto porque así como la toxicidad se quedará estancada en el fondo del océano, la orilla se cubrirá de estrellas de mar, de caballitos de mar (mis favoritos), de conchas y de otras cosas tan bellas como vosotros, los que seguís ahí, los que aparecéis en estos momentos, los que no os vais por mucha tormenta que llegue. Me gusta, todo tiene su lado bueno, "no hay luz sin oscuridad".

Estoy feliz. Como dije, la felicidad está en cada uno, no podemos esperar que nos la traigan los Reyes Magos bajo el brazo. No puede depender de otra persona porque sería muy frágil. Sólo pido que estéis ahí para que pueda compartir mi felicidad con vosotros, quienes realmente sois merecedores de este regalo que por fin he descubierto. No es que antes no fuese feliz, pero ahora soy feliz conmigo, con como soy, con mis errores que me hacen aprender y madurar y decirme "Chica, cómo te va a ayudar esto, ni te imaginas...". Me quiero. Os quiero. Quiero querer, como lees... quiero querer y ya puede venir aquí toxicman o toxicwoman que me da lo mismo. Y el ser feliz me hace aún más feliz porque sé que estoy atrayendo a mi vida aún más felicidad. Estoy en un bucle, y me encanta. 
"Como hojas que danzan al viento, así nos elevará el tiempo y nos hará rodar y rodar y rodar..."

Tanto tiempo perdido, lleno de recuerdos de cosas que nunca vivimos. Siempre solos en mitad del valle, con nubarrones riéndose en nuestra cara. Y teníamos dos opciones: quejarse, ¡vaya, otro asqueroso día de lluvia! o motivarse, nube gris riega todo el jardín. 

Lo malo y lo negativo es banal, es sucio, es fácil. Todo el mundo tiene acceso a ello. No tiene ningún mérito encontrar la negatividad a los acontecimientos. Cierto es que algunos vienen con una buena carta de presentación, con pie de página "voy a joderte la vida cueste lo que cueste", pero eso no es o no debería ser excusa. El asunto es que un 9 se convierte en un 6 si se tropieza. O, para que quede más bonito, un 6 es un 9 que acaba de tropezar. Esperemos que se levante.

Creo tanto y tan profundamente en el MAT y lo aplico, en ocasiones, tan poco, que no sé para qué me sirve tanta teoría. Ya que soy maestra, diré que se produce un "aprendizaje no significativo", que traducido al mundo real podría ser un "por aquí me entra y por aquí me sale".


Ahora me escondo y te observo y te puedo decir: Yo mataré monstruos por ti, sólo tienes que avisar.

La vaca

Hace muchos años, un estudiante norteamericano con muchos deseos de aprender decidió ir a un monasterio en el Tibet en el que le iban a enseñar los secretos para vivir una vida próspera y feliz.
Un día, su maestro le dijo que iban a viajar. El aspirante muy ilusionado se preparó para ello. Estuvieron andando unos cuantos días  y finalmente, tras una curva del camino en aquellas montañas,  llegaron a un lugar triste y desolador dónde vivía una familia muy humilde en un pequeño caserío, en medio de un terreno baldío. Les pidieron alojamiento y comida y la humilde familia les acogió y compartieron con ellos lo que tenían. El estudiante les preguntó que cómo podían subsistir en aquellas circunstancias y el cabeza de familia le dijo:
-“Pues..tenemos una vaca con la que vamos tirando”. 
El aspirante le miró con interrogación y el hombre continúo
- ” La vaca nos da todo lo que necesitamos, nos da leche, nos da queso que luego cambiamos por otra comida, y ya está”.
Aquella noche, el estudiante le comentó al maestro las ganas que sentía de poder ayudar de alguna manera a aquella familia. Y le preguntó cómo podría hacerlo.

El maestro le preguntó si realmente estaba dispuesto a ayudarles.
-“Por supuesto”, dijo el estudiante
-“Entonces, ahora, cuando estén dormidos, tira la vaca por el barranco”
El aspirante asombrado contestó
-” Pero …¿cómo voy a hacer eso? ¿Qué lección es esa que dejará a esta familia en la ruina total? La vaca es lo único que tienen para subsistir! “.
El monje no dijo nada, dio la vuelta y se fue.
El estudiante estuvo mucho tiempo pensando qué debía hacer, y como respetaba mucho a su maestro, fue a buscar a la vaca y la espantó una y otra vez hasta conseguir que se cayera por el barranco.
Sintió tanta culpabilidad que se fue y ya no volvió al monasterio. Regreso a Estados Unidos y muchos días pensó en aquella pobre familia a la que había dejado sin su sustento. Así que siguió pensando y decidió ahorrar para algún día regresar al Tibet y comprarles una vaca. Se sentía muy culpable.
Al cabo de dos años,  después de trabajar duramente y reunir el dinero para comprar la vaca, el aspirante volvió a aquel lugar perdido en las montañas. Llegó al lugar y le costó reconocer la granja. Al girar en la curva del camino, donde estaba aquél edificio oscuro y lleno de desperfectos rodeado de tierras abandonadas, había ahora una hermosa mansión bien cuidada, con terrenos sembrados, rodeada de un cercado, con muchas personas trabajando en una plantación de algodón, también había un  gran huerto, un lago y patos nadando en el.
Era obvio que la muerte de la vaca había sido un golpe demasiado fuerte para aquella familia, quienes seguramente habían tenido que abandonar aquel lugar y ahora, una nueva familia, con mayores posesiones, se había adueñado de aquel lugar y había construido una mejor vivienda. Se acercó al hombre que estaba sentado en la entrada de la finca. Temiendo lo peor, se le hizo un nudo en la garganta, pero tomo impulso y preguntó
-” Perdone,  yo buscaba información de los antiguos dueños de este terreno, una familia muy humilde ¿sabría usted que fue de ellos?
El hombre le miró y dijo,
-” Sí, sí,  aquí siguen”.
- “No, no. Yo me refiero a unas campesinos que solo tenían una vaca para vender su leche y vivir de eso”.
- “Le digo que aquí siguen”.
El hombre le acompañó hasta la puerta de la granja, donde se encontró  a aquel hombre que le había brindado su hospitalidad años atrás. Parecía incluso más joven. El hombre lo reconoció enseguida.
-“Hombre, qué alegría verle de nuevo por aquí”.
El estudiante lo miró y dijo
-“pero.. Hace dos años, en mi visita por aquí, fui testigo de la profunda pobreza en que ustedes se encontraban. ¿Qué ocurrió durante estos años para que todo esto cambiara?

El señor le dijo
-” Pues mire, poco después de su visita, la vaca de la que vivíamos desapareció. Al principio nos preocupamos mucho, ¿de qué íbamos a vivir? y entonces tuvimos que pensar. La angustia y la desesperación ante el invierno que se acercaba nos llevó a buscar otra forma de ganarse la vida. Cambiamos con los vecinos parte de la leche y el queso que nos quedaba por harina, verduras y algunas semillas de algodón.
Vimos que nuestra tierra era muy buena para plantar algodón, así que limpiamos y aramos el terreno y comenzamos una pequeña plantación, que floreció enseguida. Con el algodón comenzamos a crear hilaturas y telas y empezamos a hacer intercambio por alimentos, y el resto lo vendíamos en los mercados. Con el dinero que ganamos compramos algo de ganado, y los vendíamos, con ese dinero pudimos ampliar la casa  y también plantamos verduras y comenzamos esta huerta y.. ya ve! Nos ha ido muy bien. Vamos. ¡Que fue una suerte que desapareciera la vaca!”
El discípulo estaba estupefacto y no dejaba de admirar a su Maestro aunque ya estuviera muerto. Se dio cuenta y pudo entender, aprender y sobre todo perdonar.

La vaca para el autor, Camilo Cruz, es un símbolo de aquellas ideas, excusas, falsas creencias y justificaciones que nos mantienen atados a la mediocridad, dándonos un falso sentido de estar bien cuando frente a nosotros se encuentra un mundo de oportunidades por descubrir. El autor explica que La vaca simboliza todo aquello que te mantiene atado al lugar donde estás, a pesar de que no quisieras estar ahí.

"Quien vive de recuerdos, muere de realidades"
"El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad" Victor Hugo
"Sólo cerrando las puertas detrás de uno se abren ventanas hacia el porvenir" Françoise Sagan

2015

Cuando pienso que vida sólo hay una, entonces y sólo entonces, recobro toda la autenticidad que se me escapa como el aire de una rueda pinchada en el camino. Por cierto, las ruedas cuadradas, no giran.

Le pido a este 2015 el ser yo misma mi propia prioridad, el decir NO tranquilamente, el atraer la positividad a mi vida, el no crearme necesidades innecesarias, el mantenerme firme, el ser yo misma y hablar cuando me de la gana, reírme bien alto como me gusta hacer, volver a subirme a los bancos aunque nadie venga a rescatarme, abrir mucho los ojos cuando me cuentan algo inesperado, entornar los ojos cuando escucho con atención, plantearme cosas más allá y no parecer loca, sentirme guapa, sonreír a la gente de forma radiante. Decir todas las cosas bonitas que se me pasan por la cabeza. Dejar las gilipolleces atrás, por favor. 

Quiero un: "te necesito porque te quiero", no un "te quiero porque te necesito".

9. 9. 9. 9. 9.

Quiero que la mierda abone mi campo. Al final resulta que sí me paso de sensible... hasta que se rompe la goma. Qué manía con estirar y estirar, es algo que no comprendo. 

Gracias a este 2014 que me ha parecido, en general, un año DE MIERDA, pero que seguro que más pronto que tarde le sacaré mucho partido y miraré las cosas desde otra perspectiva. ¡Aprende, Eva, aprende!

"Nube gris riega todo el jardín"


Quédate.

"El mundo ha cambiado. Lo siento en el agua, lo siento en la tierra, lo huelo en el aire"

Por fin. Después de veintitantos-casimáscercadelos30 años esperando, está apareciendo en mí esa calma tan necesaria para dar ese paso más allá. Me noto tan diferente que me cuesta reconocerme. 

Pongamos que estamos tú y yo en el Parque de las Naciones. Tú, como siempre, mirándote los pies mientras le das unas caladas a tu cigarro (espero que hayas dejado de fumar de una vez). Me escucharías de tal forma que quizá conseguiría saber qué es lo que me está sucediendo realmente. En ese sentido sabías cómo orientarme. A pesar de eso ni si quiera echo de menos eso de ti. 

Volvamos a nuestro paseo. ¿Qué te contaría? Te diría que me noto rara, distinta. Me noto más calmada ("Es verdad, tía, yo también te noto más tranquila, más pausada"). Me noto más reflexiva, pienso más antes de actuar que actuar antes de pensar, que era lo típico en mí. Se me da bien lo segundo, así que no tengo problema, sé que puedo volver a eso cuando me apetezca. Pero esta nueva fase me está resultando un tanto curiosa. Digamos que no estoy acostumbrada a ser así. 

 St Stephen's Green - Me gusta esta foto, sin más

Después de todo lo vivido este año, que fue muy duro aunque no te lo haya contado, metí el freno hasta el fondo. Y no sólo eso. Aparqué el coche y me bajé allí mismo. Y me puse a andar, que se disfruta casi más. Por lo menos puedes entretenerte por el camino de otra manera y observar más lo que ocurre a tu alrededor. Se disfruta más la meta cuando se ha disfrutado del camino. Dejémonos de prisas.

Le das otra calada más a tu cigarro y me miras. Me invitas a continuar con tu mirada. ¿Y qué más quieres que te diga? 
Ahora quiero más a la gente a la que quiero. Pero quiero a bastante menos gente. 
Ahora hablo menos, pero transmito más. 
Ahora confío más en mis posibilidades que antes.

Y si fueses todavía lo Especial que fuiste para mí en su momento, te daría un abrazo, bonita mía.

Igualmente me apetece viajar. Me apetece naturaleza, ahí conecto muy bien con el mundo y con mi ser más interno. 


Tu llegada. 

Y a ti, ¿qué decirte? Me haces mejorar. Me haces fijarme en mis puntos fuertes y mis puntos débiles. Me ayudas a conocerme mejor. Te confesaré que te miro y me llegas, tocas algo dentro de mí que hace que quiera quererte y lo consiga. Es necesaria tanta tranquilidad en ti, que me logras transmitir calma. Te asustaría si te dijese que me iría contigo un tiempo, lejos de aquí, y que allí donde fuese te comería a besos, y me subiría a los bancos para que me rescatases, y me haría una bola a tu lado, y me pondría a corretear, mientras me dices "Eva, me estás poniendo nervioso", y te enfurruñarías, gruñón. Y luego me calmaría y te acariciaría la espalda con la punta de mis dedos. Y te diría al oído lo que quiero que seas para mí. Todo esto te asustaría, lo sé, así que no te lo diré. 
Nos quedan muchos otoños. Por ahora quiero seguir cumpliendo viernes a tu lado, tan especiales como lo fue el primero.
¿Trato?

El sino "sí-no".

Entras y ahí estoy, tumbada en el sofá, con mi estudiada pose de indiferencia que denota mi incertidumbre interior, solo que aún no me conoces para saberlo. Y te quedas mirándome, frunciendo el ceño, como en un intento de expandir tu mente y desarrollar una telepatía prematura conmigo. No la necesitas, prueba con ensayo, acierto y error, seguramente aprenderás más rápido. Yo estoy dispuesta a enseñarte, pero sin presiones, que estoy de vacaciones. 

Me pierde este desconcierto, esta ambigüedad, este "sinonoséquiénsabe". No soy muy asidua de las escalas de grises, qué le vamos a hacer.

Y es cuando la palabra entretenimiento aparece. Consejos vuelan, se leen, cambian, se van. Y, podríamos decir que me cansa. Podríamos decir que ni me encuentro, ni te encuentras, ni me encuentras. Y, aún así, mantienes mi atención, aunque sea para decir "estoy harta de conchas y de olas, que suben, que bajan y que arrastran". Harta de aparecer y quedarte. Eso es lo peor, que te quedas. 

¿Y tanto es lo que ocupa este oleaje en mi cabeza? Bueno, digamos en cierto modo que en vacaciones la gente veranea, se va a la playa, aunque yo sea más de Irlanda y paisajes verdes. Tomemos esta justificación como excusa temporal. No creo que dure mucho más allá, aunque nunca se sabe. Esperemos que este incipiente efecto dominó sepa mantener todas las piezas coordinadas en una armonía casi perfecta para, poco a poco, ir descubriendo una figura. Aunque prefieras no aparecer en ella
.


Las cosas más triviales se vuelven fundamentales eliminando los moldes del azar.


Divanes en forma de helado... que hacen pensar demasiado

¿Acaso causa caos?

Acto I. Amanece

Después de decidirme a echar lo imprescindible en mi mochila, comencé a caminar con decisión. El paisaje variaba considerablemente. Podríamos decir que mi partida se inició en una especie de desierto, con arenas movedizas de por medio, que en alguna ocasión quisieron atraparme, aunque sin éxito. Más adelante el paisaje tornó a una especie de bosque, misterioso, de cuento, con zonas de intermitente luminosidad. Los árboles tenían musgo que indicaban el camino hacia el norte. Había hojas por el suelo, setas, piedras. La humedad y el olor es aquel que precede a las tardes lluviosas. Ese bosque era la antesala de una inmensa pradera en la que sólo existía un color: verde. La hierba crecía sana y fuerte hasta la eternidad, o esa era la sensación que me produjo. Qué bien se pasea con los pies descalzos. La tierra tiene la textura perfecta para que no te hundas pero sin resultar dura en exceso. Después de mucho rato andar, hubo un segundo color en ese paisaje: el azul. Correspondía a un pequeño estanque que reflejaba el color del cielo. Era sólo eso, un reflejo.

Adormece

Y aquí es donde vi al pequeño pez que parecía tan grande. Me quedé observándole un tiempo prudencial, el necesario para concluir que no era tan majestuoso como él mismo, pretencioso, creía ser. Lo curioso de los peces es que, por lo general, se adaptan al entorno que les rodea, adecuando su tamaño a él. Esto es, cuanto más grande y más oportunidades ofrezca el hábitat en el que se encuentran, más grande y fuerte crecerá dicho pez. Bien, eso no siempre ocurre.

Atardece

Caos. Atardece. El sol se va a la cama. Y, tras unos segundos de inmensa y total oscuridad, en los que tiempo y respiración se paran, comienza una nueva etapa. La noche. La noche es magia, vida, dualidad inexistente por sí misma, claridad en la oscuridad, sombra sin sombras. Y aquí es donde me encuentro. Donde sentidos en principio secundarios se activan y avivan por pura necesidad. Donde es necesario escuchar, oler, sentir y seguir. Intuir. Nexo de unión el pararse. 
Pararse. 
Pararse. 

Acto II. Aparece

Pararse y ubicarse. Me encanta la noche, me enamora. Noche de luna, noche de lobos que le aúllan, noche de claridad en las manos del poseedor de cerillas. No la enciendas, no quiero verte... sólo, tan sólo, abrázame fuerte. Con los ojos cerrados se ve mejor incluso. Instintos primitivos afloran. Todo fluye, todo funciona. Noto que en mi piel se amontona ese dulce olor, el dulce aroma, que quien sólo los que llegaron a la noche hace mucho tiempo, pueden detectar desde la gran lejanía. Todavía no es mi caso, soy recién llegada, pero tengo los mejores lobos en mi manada.

Sé mi noche en el día, mi luz en la oscuridad, las nueces en mi brownie, mi gorro en invierno, mi brisa de verano, mi olor a lluvia inminente, mi baño de agua caliente.

La mitad de mi parte entera. 

¿Y los demás...? Fuera, fuera, fuera. 

Estoy entusiasmada.

                         "Todos los cambios proceden del caos"